PRUDENCIA, SEÑOR PRESIDENTE ARIAS*
José Merino del Río
Diputado del Frente Amplio
No se puede en la Costa Rica de hoy concebir y hacer la política en los términos que mandaban los viejos manuales de la guerra fría. Es una verdadera vergüenza democrática que el presidente Arias trate de vincular a todo el movimiento ciudadano que está en contra del Tratado de Libre Comercio, con supuestas y delirantes conspiraciones desde el exterior.
El conflicto social y político alrededor del TLC, que la gente cree fue mal negociado y beneficia más a Estados Unidos, hunde sus raíces en la conciencia nacional, en las tradiciones de lucha patriótica, civilista y pacífica de los costarricenses.
El Poder Ejecutivo tiene derecho a conducir sus relaciones internacionales, sus polémicas o sus acuerdos y los ciudadanos tenemos derecho a discrepar, pero lo que un gobierno responsable no debería hacer es crispar aún más la situación nacional con acusaciones temerarias y aventureras, que tratan de vincular al amplio, democrático y patriótico movimiento ciudadano, que con razones y convicciones se opone al TLC, con supuestas conjuras de carácter internacional.
No, señor Presidente, así no se puede enfrentar un debate nacional controversial, en donde todos esperaríamos que usted levante la rama de olivo y ofrezca caminos de diálogo, y no eche gasolina a la hoguera de las confrontaciones, que podrían ser indeseables para nuestro país y que la mayoría de los costarricenses no las queremos.
Prudencia, señor Presidente. La provocación y la represión no deben sustituir la canalización democrática de los conflictos mediante el diálogo amplio y sin trampas.
Si lo que se quiere es jugar a la política del miedo, sepa que aquí estamos tranquilos, que vamos a defender con ideas lo que creemos, que si alguien quiere introducir la violencia, estamos seguros que no vendrá de la gente que conocemos en las filas de la lucha contra el TLC, que quieren que sea una lucha pacífica, y no una lucha que pudiera ensangrentar, aunque solo sea derramando una gotita de sangre, a nuestra sociedad.
Le recuerdo que el pueblo no tiene que pedirle permiso a nadie para luchar por sus derechos; especialmente cuando los poderes políticos actúan para defender intereses de minorías económicas, la gente tiene el derecho de expresar su rechazo por las vías de la protesta que garantiza nuestra Constitución y toda la historia universal de lucha por los derechos humanos.
Así lo veremos a finales de octubre cuando desfilen contra el TLC José Figueres Ferrer, Manuel Mora Valverde, Rafael Angel Calderón Guardia y Monseñor Sanabria, junto a Juanito Mora, Juan Santamaría y Pancha Carrasco, representados por miles de hombres y mujeres con sentido de patria, que levantan banderas de democracia económica con justicia social, fundamentos históricos de la sociedad costarricense que serían arrasados con el TLC.
* Artículo publicado en el periódico La República, 12 de octubre de 2006
Diputado del Frente Amplio
No se puede en la Costa Rica de hoy concebir y hacer la política en los términos que mandaban los viejos manuales de la guerra fría. Es una verdadera vergüenza democrática que el presidente Arias trate de vincular a todo el movimiento ciudadano que está en contra del Tratado de Libre Comercio, con supuestas y delirantes conspiraciones desde el exterior.
El conflicto social y político alrededor del TLC, que la gente cree fue mal negociado y beneficia más a Estados Unidos, hunde sus raíces en la conciencia nacional, en las tradiciones de lucha patriótica, civilista y pacífica de los costarricenses.
El Poder Ejecutivo tiene derecho a conducir sus relaciones internacionales, sus polémicas o sus acuerdos y los ciudadanos tenemos derecho a discrepar, pero lo que un gobierno responsable no debería hacer es crispar aún más la situación nacional con acusaciones temerarias y aventureras, que tratan de vincular al amplio, democrático y patriótico movimiento ciudadano, que con razones y convicciones se opone al TLC, con supuestas conjuras de carácter internacional.
No, señor Presidente, así no se puede enfrentar un debate nacional controversial, en donde todos esperaríamos que usted levante la rama de olivo y ofrezca caminos de diálogo, y no eche gasolina a la hoguera de las confrontaciones, que podrían ser indeseables para nuestro país y que la mayoría de los costarricenses no las queremos.
Prudencia, señor Presidente. La provocación y la represión no deben sustituir la canalización democrática de los conflictos mediante el diálogo amplio y sin trampas.
Si lo que se quiere es jugar a la política del miedo, sepa que aquí estamos tranquilos, que vamos a defender con ideas lo que creemos, que si alguien quiere introducir la violencia, estamos seguros que no vendrá de la gente que conocemos en las filas de la lucha contra el TLC, que quieren que sea una lucha pacífica, y no una lucha que pudiera ensangrentar, aunque solo sea derramando una gotita de sangre, a nuestra sociedad.
Le recuerdo que el pueblo no tiene que pedirle permiso a nadie para luchar por sus derechos; especialmente cuando los poderes políticos actúan para defender intereses de minorías económicas, la gente tiene el derecho de expresar su rechazo por las vías de la protesta que garantiza nuestra Constitución y toda la historia universal de lucha por los derechos humanos.
Así lo veremos a finales de octubre cuando desfilen contra el TLC José Figueres Ferrer, Manuel Mora Valverde, Rafael Angel Calderón Guardia y Monseñor Sanabria, junto a Juanito Mora, Juan Santamaría y Pancha Carrasco, representados por miles de hombres y mujeres con sentido de patria, que levantan banderas de democracia económica con justicia social, fundamentos históricos de la sociedad costarricense que serían arrasados con el TLC.
* Artículo publicado en el periódico La República, 12 de octubre de 2006
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