jueves, noviembre 23, 2006

TOMAR PARTIDO*

José Merino del Río, Diputado del Frente Amplio

Se escandaliza La Nación, en su editorial del 14 de noviembre, ante la decisión de varias fracciones legislativas de oponerse con firmeza a los proyectos de las agendas de implementación y paralela o complementaria del TLC, considerando que se trata de acciones de "bloqueo parlamentario".

Llama la atención el doble rasero que La Nación aplica en su valoración de los trámites en la Asamblea Legislativa. ¿Por qué La Nación nunca ha protestado frente a la imposible ratificación de Convenios Internacionales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que después de muchos años han permanecido en el limbo legislativo por decisión del PLN y el PUSC?

¿Por qué La Nación protesta ahora contra lo que considera "bloqueo parlamentario", pero no lo ha hecho cuando se trata de proyectos o reformas constitucionales relacionadas con el recurso hídrico, que han sido paralizadas en su trámite legislativo durante muchos años por el Movimiento Libertario? ¿Por qué nunca reclamó frente al evidente boicot del representante de las cámaras empresariales en la Comisión que discutió en la administración Pacheco el proyecto de ley de modernización y fortalecimiento del ICE?

Son sólo algunos ejemplos de una lista interminable. Parece que en estos casos para La Nación lo que es bueno para el ganso, no lo es para la gansa. Las "reglas democráticas" cambian a conveniencia, lo que si ya es preocupante en pura lógica democrática, resulta grave en un medio de comunicación que dice defender la libertad de expresión y el derecho a la información de la ciudadanía.

En relación con la mención que el editorial hace del Frente Amplio y de este diputado, debo manifestar que quienes conocen y valoran mi trayectoria parlamentaria saben que siempre tomo partido por lo que me dicta mi razón y mi conciencia, y que enfrento los proyectos de ley, sin excepción, con argumentos tanto para apoyarlos como para combatirlos. Las mociones que presento son razonadas y en ningún caso arbitrarias. En ocasiones procuran mejorar algún proyecto, en otras hacer evidente la oposición responsable, pero nunca han detenido con fuego de artificios la finalización de algún trámite reglamentario. En dirección contraria, en determinados momentos se ha violentado mi derecho a la enmienda y se ha irrespetado el principio democrático, como ocurrió en el Combo ICE y así lo confirmó la Sala Constitucional, y como parece existir la tentación ahora en la comisión que analiza el TLC, de acuerdo a la anunciada "estrategia de neutralización" del ministro de Comercio Exterior. Tengo que reconocer que en lo que sí tiene razón La Nación es que los ciudadanos saben muy bien cuál es mi ideología, pues nunca he ocultado de dónde vengo, cuáles son mis ideales y por qué causa lucho. Me avergonzaría lo contrario, como lamentablemente ocurre en buena parte de una clase política que coloca sus ideas allí donde más caliente el sol de cada día.

Desde hace muchos años se conoce mi posición en relación con las telecomunicaciones y los seguros sociales. He adelantado iniciativas de ley que procuran modernizar y fortalecer el ICE y el INS, sin apertura de mercados en consideración de propuestas que tienen el respaldo de los sectores sociales. En su momento rechacé la entrega de mercados a las transnacionales pactada a última hora en el TLC, a espaldas de los costarricenses. Electoral, ética y políticamente estoy legitimado para oponerme a esas privatizaciones encubiertas. Ese compromiso del Frente Amplio lo voy a cumplir, recurriendo a los instrumentos democráticos que constitucional y reglamentariamente me están garantizados. Tampoco escurro el bulto en relación con "la democracia de la calle", que me parece una manifestación constitucional y legítima de un gobierno "popular, representativo, participativo, alternativo y responsable", cuyo primer depositario es el pueblo.

Similar actitud de este diputado y el Frente Amplio deben esperar los costarricenses, frente a otros proyectos de las agendas de implementación y complementaria del TLC, como el de Obtenciones Vegetales, que entregan los recursos naturales del país, que condenan a la desaparición de sectores productivos, que lesionan la institucionalidad o reducen las garantías sociales.

En resumen este diputado y el Frente Amplio, que de paso sólo aceptan el calificativo de "filibustero" en su acepción histórica de persona o entidad que quiere ver a Costa Rica anexionada a los Estados Unidos, rechazan la acusación de promover algún tipo de "bloqueo parlamentario", pero al mismo tiempo anuncian su decisión de resistir y oponerse patrióticamente a todos los proyectos que consideren inconvenientes para los intereses nacionales y del pueblo costarricense. La democracia no se instala ni prospera en la paz de los cementerios, la democracia se consolida en el reconocimiento de la diversidad y del conflicto, y a partir de ahí en la búsqueda de vías de acuerdo orientadas por el bien común, algo que evidentemente no logra el TLC, pues pase lo que pase, ya pasó algo: la sociedad está dividida y son profundas las heridas que desgarran el tejido social de la nación.

* Respuesta del Diputado José Merino al editorial de La Nación del 14 de noviembre de 2006, publicado de manera resumida en ese diario el 23 de noviembre 2006.

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