lunes, febrero 19, 2007

EL TLC FAVORECERA A MENOS DEL 2% DE LA POBLACION

Entrevista al diputado Merino en el Diario Extra:

• José Merino anunció su participación en marcha del 26 de febrero:

“EL TLC FAVORECERÁ A MENOS DEL 2% DE LA POBLACIÓN”

Gerardo Ruiz Ramón
gruiz@diarioextra.com


El diputado José Merino, del partido Frente Amplio, aseguró que su oposición al Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos se debe al extenso análisis que ha hecho sobre los contenidos de ese proyecto, concluyendo que solo beneficiará a una exclusiva élite político-empresarial.

Por el contrario, desmintió que su posición se deba a algún compromiso adquirido con los sindicatos y otros sectores sociales que respaldaron su candidatura a diputado.

Merino aseguró a DIARIO EXTRA que la marcha del 26 de febrero, en la cual participará, será de vital importancia para los opositores al TLC.

MARCHARÁN SIN VIOLENCIA

El gobierno ha sido insistente en que el 26 de febrero también marcharán grupos interesados en causar desórdenes. ¿Qué opina de esas afirmaciones del ministro de la Presidencia, Rodrigo Arias?

- Esas declaraciones son muy graves. He escuchado en varias ocasiones al ministro Rodrigo Arias y cada vez que se refiere a las manifestaciones contra el TLC habla de violencia. Él es el que está aplicando la violencia al tratar de atemorizar a la población, pretendiendo que la gente se crea eso y no se anime a ir a la marcha. Eso es parte de una guerra psicológica impropia de un gobierno democrático. Puedo garantizar que ninguno de los sectores que organizan la marcha está pensando en violencia, al contrario, se está haciendo un esfuerzo para pedirle a la familia tica que llegue. Será una protesta firme pero con carácter pacífico, tendremos hasta actividades de tipo festivo. Rodrigo Arias no se comporta a la altura y la dignidad de un ministro de Estado al insistir sin pruebas en que habrá violencia.

Usted pidió que varias instancias internacionales envíen equipos de observadores para que fiscalicen la manifestación. ¿Qué respuesta ha recibido?

- Precisamente por la preocupación que me causa la atribución de ambiente enrarecido a las manifestaciones, me puse a pensar que esa insistencia debe ser porque alguien debe estar muy interesado en que realmente haya provocaciones y violencia. Por eso me pareció acudir a las Naciones Unidas, la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la Organización Mundial del Trabajo, solicitud que han hecho países que han vivido momentos de confrontación. No he recibido respuesta todavía por parte de esas instancias. Tengo que averiguar si le habrán hecho alguna consulta al gobierno. Yo le diría a Rodrigo Arias que en los sectores que respaldan el TLC también hay termocéfalos, que se calientan y dicen cosas peligrosas. Reconozco que hay un clima crispado y polarizado porque no se han abierto vías de diálogo y las cosas tienden a calentarse.

¿Son todavía los sindicatos la base del grupo anti TLC?

- En absoluto, esa es otra deformación que han hecho los medios de comunicación que no han aplicado la objetividad y que respaldan el TLC. Esos medios han minimizado la diversidad de la protesta contra el tratado, la marcha del 26 ha sido convocada por rectores de universidades públicas, premios Magón, organizaciones de pequeños y medianos productores, grupos religiosos, ambientales e intelectuales, además de los sindicatos. Es cierto que los gremios tienen mucha presencia, pero esta es una diversidad que el gobierno debería entender y no ignorar. Ahí va a haber partidos políticos, hasta un sector de la Unidad y de Liberación desfilarán, además del PAC y el PASE.

¿Para los intereses de los opositores al TLC cuán importante puede ser la marcha del 26 de febrero?

- Será importante en dos sentidos. La potencia de la marcha podría ser tal que lleve al gobierno a reconsiderar si debe seguir con el trámite del TLC o a revaluar las condiciones de ese trámite. Otro de los efectos podría ser la consolidación de muchos movimientos en todas las regiones del país, que obligaría al gobierno a detener el avance del TLC. Esperamos que sea un momento en que se refleje una presencia importante de ciudadanos que nos den fuerza moral y política para continuar con esta lucha. Si hiciera reflexión tras la marcha, el Presidente podría imprimirle hasta un viraje positivo a su gobierno. Espero que haga su propia lectura de la protesta.

“HAY TENSIÓN”

La marcha del 26 de febrero contra el TLC está precedida por un ambiente crispado. ¿Qué conclusiones saca de los incidentes de hace una semana, cuando la policía desalojó a sindicalistas de la barra de público?

- Fue una barbaridad de parte del presidente del Parlamento que mandara intervenir a la Fuerza Pública, un hecho que es excepcional en la vida del Congreso. Probablemente en los últimos 20 años la policía habrá ingresado solo tres veces ante situaciones que podrían revestir alguna gravedad. Poner carteles en la barra de público es una forma de expresión popular que te puede agradar o molestar, pero nada más. Pocas veces me han insultado y jamás hubiera solicitado el ingreso de la policía para quitar el rótulo en mi contra.

¿Comparar al presidente Arias con el diablo o a Francisco Antonio Pacheco con un pitufo no es un insulto?

- Sí, son palabras ofensivas, pero como decía don Ricardo Jiménez, es mejor que un presidente reciba un madrazo y no un garrotazo. No hay necesidad de insultar cuando hay argumentos para oponerse al TLC, que los hay de sobra.

¿Y a usted qué lo insultaría?

- Diay, que me llamen sinvergüenza, me sentiría ofendido. Pero que me digan cejudo de forma jocosa eso no justifica que pida a la Fuerza Pública que me venga a defender. ¡Por favor! No estoy de acuerdo en los insultos porque eso hace daño a las causas que se defienden, pero los diputados tienen que saber lo que la gente dice de ellos en las calles. Cómo un diputado se va a escandalizar porque lo insulten, si se entiende que estando en la función pública está expuesto a eso. No puede pedirle a la Fuerza Pública que lo defienda de letreros, a no ser que le pongan una pistola en el pecho. Más allá, en Estados Unidos, no es delito quemar la bandera porque han puesto en su Constitución Política la libertad de expresión por encima de cualquier otra consideración que pueda restringirla. Y aquí nuestros políticos, que ya tienen una corroncha, ahora de repente resulta que tienen una epidermis sensible a los insultos.

PROVECHO DE POCOS

¿Comparte la apreciación del presidente Arias de que el país ya está cansado de seguir con el TLC entre manos?

- Yo entiendo el cansancio que el país siente de seguir escuchando el tema. Estamos casi ante un secuestro, pero no es por responsabilidad de la oposición. A nosotros nos impusieron una agenda y si el TLC se limitara al tema del comercio su debate hubiera sido más simple, pero ese mamotreto de 3 mil páginas toca temas como la apertura de telecomunicaciones y seguros, el sensible punto de los medicamentos y de la explotación del agua; es decir, no hay algo que sea importante de la vida nacional que no esté incluido en el TLC. El gobierno presentó inicialmente algunas cosas que parecían prometedoras, como la idea de impulsar una agenda de reforma fiscal y aumentar los recursos para la educación, pero todo lo paralizó. Y a pesar de eso, el Parlamento actual solo ha podido discutir la mitad de los capítulos del TLC y así anda diciendo que hay que votarlo ya.

¿Tiene el país alternativas al TLC?

- Sí. Yo esperaba una actitud más humilde de parte del Premio Nobel de la Paz, pero por su soberbia se cree el dueño de la verdad. Así es casi imposible que pueda construir un acuerdo nacional que urge. Este país ya no resiste más y hay que sentarse a la mesa de diálogo. El modelo neoliberal está claro que nos hizo más pobres y hay que cambiarlo, usted ve que toda América Latina se está revelando contra ese modelo. Somos el continente con más ricos en el mundo, pero también donde hay más pobres.
Los sindicatos le ayudaron a volver a ser diputado. ¿Lo compromete eso a oponerse al TLC?

- Realmente tengo muchas simpatías entre sectores populares y sé que organizaciones sindicales como las del ICE, las de la Caja y el INS, así como organizaciones campesinas, quedaron satisfechas con mi lucha en 1998 y me siento orgulloso de eso. Recibí votos de ellos y de un sector popular muy diverso, incluso de sectores burgueses. No escondo la relación de solidaridad con organizaciones sindicales pero no soy el diputado de los sindicatos, soy independiente. Yo he convencido a muchas asambleas de trabajadores para que analicen el TLC. Estoy seguro de que lo votaré en contra por mis propias razones porque soy de los pocos que han estudiado a fondo los contenidos del TLC. No tengo ningún compromiso adquirido ni de carácter económico ni nada, no tengo el voto hipotecado. Sí le debo mucho a gente que apoyó mi candidatura sin pedir nada a cambio.

Afirma que hay diputados que votarán el TLC sin haberlo leído. ¿Usted ya lo leyó todo?

- Creo que he leído prácticamente todo el TLC, aunque es cierto que algunos tomos de aranceles dan sueño, pero lo que es verdaderamente significativo del TLC no solo lo he leído sino que lo he estudiado. Sí le puedo decir con toda sinceridad que todo lo importante del TLC lo he estudiado porque me ha costado entenderlo y he necesitado mucha asesoría.

¿Cuántos de los 57 diputados cree usted que lo habrán leído?

- A ojo de buen cubero me atrevería a asegurar que menos del 50% lo ha leído. Esa es la verdad, algunos han sido honestos y me han dicho que depositarán el estudio en otras personas, pero un diputado no debe hacer eso.

¿Qué cosas positivas le ve al TLC?

- El problema es que el TLC es un proyecto integral, incluso no se puede leer un solo capítulo si no se cruza con otros. Por ejemplo, las relaciones laborales, si uno ve solo ese capítulo podría pensar que está bien, pero si lo cruza con el capítulo de inversiones se da cuenta que no. En ese tema se dice que se respetará la legislación laboral de cada país, pero cuando un inversionista extranjero venga y haya que darle un trato como si fuera nacional podría demandar al país si el gobierno decidiera fortalecer la ley laboral a favor de los trabajadores, alegando que le están cambiando las reglas del juego. El TLC hay que rechazarlo en su totalidad porque no es posible rescatar una parte. Hay un concepto de país neoliberal que yo no puedo compartir.

Si no está de acuerdo en que el TLC se vote en 22 sesiones, como pretende el gobierno, ¿cuánto sería el tiempo idóneo para que el proyecto sea votado?

- Creo que como mínimo el TLC se podría votar hasta que se hayan discutido todos sus capítulos y las cláusulas interpretativas sugeridas por los diputados. El TLC no es un proyecto, es un montón de proyectos ahí metidos. De las 160 mociones que presenté solo pude defender 30 en la Comisión de Asuntos Internacionales, o sea lo correspondiente a la mitad de los capítulos. Yo entiendo que el país está agotado del tema, pero proyectos sobre casinos y para mejorar la inversión en educación llevan hasta siete años en la Asamblea y el TLC lo quieren votar ya.

Fuente:
http://www.diarioextra.com/2007/febrero/19/nacionales04.php

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