APOYO CRITICO DEL FRENTE AMPLIO AL SISTEMA DE BANCA PARA EL DESARROLLO
Intervención del Diputado José Merino del Río en la sesión plenaria de la Asamblea Legislativa, el día jueves 10 de abril de 2008.
DIPUTADO JOSÉ MERINO DEL RÍO:
Gracias, señor Presidente.
El país, hace años que con las políticas económicas que se impusieron a través de los llamados programas de ajuste estructural, abandonó las políticas de desarrollo. Durante dos largas décadas Costa Rica no ha tenido políticas que se puedan definir como políticas de desarrollo. Ha habido políticas de crecimiento económico, políticas orientadas al negocio, a buscar únicamente a aquellas esferas productivas que dieran la mayor rentabilidad y las mayores ganancias para unos pequeños grupos de la comunidad nacional.
Ausencia de políticas de desarrollo que se reflejaron en el crecimiento de la pobreza, más de un millón de pobres, en el crecimiento acelerado de la desigualdad social, donde en este país, lamentablemente, el esfuerzo del trabajo nacional y sus frutos cada vez se concentran en menos manos, donde hemos visto como la riqueza la acumulan cada vez menos nacionales, y hemos visto aumentar las filas de los desempleados, las filas de los excluidos, las filas de los pequeños y medianos productores arruinados, el crecimiento de las bolsas de pobreza en las zonas urbanas metropolitanas, la ruina de miles de pequeños agricultores en el campo.
Políticas neoliberales que apostaron por el negocio de los grandes y que dejaron en el desamparo a muchos sectores de la sociedad costarricense. La misma banca, se ha alabado su apertura en este país, sin haber hecho todavía el balance histórico necesario de las supuestas bondades de haber abierto la posibilidad de que la banca extranjera se apoderara de una gran parte del mercado financiero nacional, y dijeron que la banca pública sobrevivió y que hoy, incluso, es mejor que hace veinticinco años.
¡Mentira! Hoy tenemos que estar hablando en este país de banca de desarrollo, porque, lamentablemente, la banca pública fue desnaturalizada, abandonó sus objetivos, se convirtió para poder competir con la banca privada, en una banca fundamentalmente comercial, fijó sus objetivos únicamente o casi exclusivamente en la obtención de utilidades y no en fomentar el desarrollo nacional, facilitando crédito barato, oportuno, a los pequeños y medianos productores del campo y de la ciudad.
Vemos a la banca pública compitiendo con la comercial compitiendo por presentar balances anuales, a ver quién obtiene más utilidades y más ganancias, pero no para ver quién ayuda más a desarrollar a los pequeños y medianos productores en este país.
Por eso, desde el Frente Amplio, con toda responsabilidad, decidimos darle un apoyo crítico a este proyecto, porque en medio de todo ese capitalismo salvaje que ha llevado a tanta gente a la ruina, al dolor y a la exclusión, por lo menos se plantean algunas cuestiones que podrían mitigar el sufrimiento o las dificultades de algunos sectores vulnerables de nuestra población.
Precisamente la cuestión más criticada desde las filas neoliberales, es el aspecto más positivo y sustancial de este proyecto para el Frente Amplio, que fue que a través de él se consiguió al menos la condonación del 80 por ciento de la cartera crediticia de los pequeños y medianos productores de FIDAGRO, tanto de los créditos que han sido comprados, como de los que se encuentran en trámite.
Fíjense, que para mí eso fue una cuestión esencial para aprobar el proyecto, porque a veces las unanimidades asustan, cuando hay esa gran unanimidad, a veces se ahoga la posibilidad de dejar planteados algunos aspectos críticos, porque es necesario que en las sociedades no haya unanimidad, tiene que haber siempre la expresión de algún pluralismo y, a veces, hay que quedarse en solitario para hacer algunos planteamientos.
Lo que más me preocupa de este proyecto, es como, finalmente, quedó integrado el Consejo Rector. La mayor parte de los recursos que van a alimentar esta Banca, mal llamada de desarrollo, porque realmente es una banca de fomento, son los recursos que vienen del sector agropecuario, pero se corre el riesgo con la integración del Consejo Rector, en donde no se logró la presencia de representantes de organizaciones de productores agropecuarios, medianos y pequeños, que éstos últimos queden excluidos. Acapararon los puestos los representantes de la gran patronal, de la UCCAEP, que no ha mostrado ni sensibilidad social, ni comprensión de que una política de desarrollo pasa no solamente por crecer económicamente, sino que hay que crecer distribuyendo y mejorando, efectivamente, la distribución de la riqueza que crea el conjunto de la sociedad costarricense.
Y me preocupa que la alianza de UCCAEP y ministros del Gobierno de turno, puedan desnaturalizar un propósito noble como el que yo creo que defienden, con honestidad, diputados y diputadas de todos los grupos parlamentarios de este Parlamento.
Efectivamente, hay que romper con el fundamentalismo neoliberal, porque fíjense que mientras no se rompa con ese rumbo de política económica no habrá, incluso, tratarán de ahogar, hasta cualquier esfuerzo embrionario de banca de fomento que no ponga criterios de rentabilidad económica, pura y dura, por encima de los criterios de rentabilidad solidaria.
La rentabilidad social es la más importante para mantener el rumbo solidario y el verdadero desarrollo económico con justicia social en una sociedad, pero cuando vivimos bajo un pensamiento imperante, dominante, que se ha querido, que lo quieren exclusivisar, que nos lo quieren imponer a veces como una dictadura del pensamiento único, donde primero hay que ver la rentabilidad económica para ver después si se presta o no se presta, con qué riesgos se presta o no se presta, es muy difícil mantener un rumbo solidario.
Si eso se impone, al final no llegarán los créditos que necesitan, efectivamente, las organizaciones de mujeres, las minorías étnicas, los grupos de discapacitados, los agricultores de nuestra patria, los pequeños empresarios. Estamos hablando de agricultura y si hay hoy que condonar deudas, que es un acto de justicia, efectivamente este Diputado contribuirá con su voto.
Señalaba un compañero Diputado, que los grandes ricos de este país cuando se atragantan con certificados de abono tributario o con incentivos turísticos, cuando se atragantan con condonaciones que a ellos sí les hacen de grandes deudas, que han mantenido como las del Banco Anglo, que nunca pagaron, a eso le llaman ellos estímulo a la producción y a la economía; pero cuando se le ha da algo a los pequeños, cuando se perdonan deudas a los pequeños o se le da algo a los que menos tienen, entonces, ponen el grito en el cielo, hablando del paternalismo, hablando de la alcahuetería.
Pues, no señor, yo he votado en este Parlamento, cuando fui Diputado, en el período 98-2002 y ahora, y seguiré votando todas las condonaciones justas que haya a la gente trabajadora, a los pequeños y medianos productores de nuestra patria, porque eso es un sentido de solidaridad y no estamos alcahueteando a nadie, estamos haciendo justicia, no les estamos regalando nada, es un acto de justicia en el marco de un Estado solidario, de una patria en la que debemos caber todos y todas.
Vamos, también, en segundo debate, a votar este proyecto, porque, por lo menos, decía que en este mar bravío, donde quieren que naufraguemos como sociedad solidaria y como Estado Social, por lo menos ahí se lanzará en ese mar bravío un tablón del que a veces será difícil agarrarse, pero que en todo caso podría ser en determinados momentos salvavidas para mucha gente que necesita ayuda para no naufragar y no ahogarse.
Yo celebro, repito, junto a miles de agricultores, incluso hubiera querido que la condonación fuera del ciento por ciento ¾bueno, es el ochenta por ciento, de momento¾ pero celebro con ellos esta victoria, sin dejar de considerar todas las observaciones críticas que diversas organizaciones le han hecho a este proyecto, organizaciones a las que yo respeto muchísimo, como la Federación Nacional Campesina, la Unión Nacional de Productores Agropecuarios Costarricenses, UPA Nacional y un largo etcétera.
Con todo eso, el balance que hicimos desde el Frente Amplio es que había que darle un apoyo crítico a este proyecto, que es un paso tímido hacia delante, pero, al fin y al cabo, un paso y, sobre todo, la condonación de la deuda de ustedes que nos acompañan en las barras, me parecía un acto fundamental para no empujar a la desesperación, a la ruina y más dolor a muchas familias honestas, trabajadoras, campesinas de nuestra patria.
Gracias, señor Presidente.
DIPUTADO JOSÉ MERINO DEL RÍO:
Gracias, señor Presidente.
El país, hace años que con las políticas económicas que se impusieron a través de los llamados programas de ajuste estructural, abandonó las políticas de desarrollo. Durante dos largas décadas Costa Rica no ha tenido políticas que se puedan definir como políticas de desarrollo. Ha habido políticas de crecimiento económico, políticas orientadas al negocio, a buscar únicamente a aquellas esferas productivas que dieran la mayor rentabilidad y las mayores ganancias para unos pequeños grupos de la comunidad nacional.
Ausencia de políticas de desarrollo que se reflejaron en el crecimiento de la pobreza, más de un millón de pobres, en el crecimiento acelerado de la desigualdad social, donde en este país, lamentablemente, el esfuerzo del trabajo nacional y sus frutos cada vez se concentran en menos manos, donde hemos visto como la riqueza la acumulan cada vez menos nacionales, y hemos visto aumentar las filas de los desempleados, las filas de los excluidos, las filas de los pequeños y medianos productores arruinados, el crecimiento de las bolsas de pobreza en las zonas urbanas metropolitanas, la ruina de miles de pequeños agricultores en el campo.
Políticas neoliberales que apostaron por el negocio de los grandes y que dejaron en el desamparo a muchos sectores de la sociedad costarricense. La misma banca, se ha alabado su apertura en este país, sin haber hecho todavía el balance histórico necesario de las supuestas bondades de haber abierto la posibilidad de que la banca extranjera se apoderara de una gran parte del mercado financiero nacional, y dijeron que la banca pública sobrevivió y que hoy, incluso, es mejor que hace veinticinco años.
¡Mentira! Hoy tenemos que estar hablando en este país de banca de desarrollo, porque, lamentablemente, la banca pública fue desnaturalizada, abandonó sus objetivos, se convirtió para poder competir con la banca privada, en una banca fundamentalmente comercial, fijó sus objetivos únicamente o casi exclusivamente en la obtención de utilidades y no en fomentar el desarrollo nacional, facilitando crédito barato, oportuno, a los pequeños y medianos productores del campo y de la ciudad.
Vemos a la banca pública compitiendo con la comercial compitiendo por presentar balances anuales, a ver quién obtiene más utilidades y más ganancias, pero no para ver quién ayuda más a desarrollar a los pequeños y medianos productores en este país.
Por eso, desde el Frente Amplio, con toda responsabilidad, decidimos darle un apoyo crítico a este proyecto, porque en medio de todo ese capitalismo salvaje que ha llevado a tanta gente a la ruina, al dolor y a la exclusión, por lo menos se plantean algunas cuestiones que podrían mitigar el sufrimiento o las dificultades de algunos sectores vulnerables de nuestra población.
Precisamente la cuestión más criticada desde las filas neoliberales, es el aspecto más positivo y sustancial de este proyecto para el Frente Amplio, que fue que a través de él se consiguió al menos la condonación del 80 por ciento de la cartera crediticia de los pequeños y medianos productores de FIDAGRO, tanto de los créditos que han sido comprados, como de los que se encuentran en trámite.
Fíjense, que para mí eso fue una cuestión esencial para aprobar el proyecto, porque a veces las unanimidades asustan, cuando hay esa gran unanimidad, a veces se ahoga la posibilidad de dejar planteados algunos aspectos críticos, porque es necesario que en las sociedades no haya unanimidad, tiene que haber siempre la expresión de algún pluralismo y, a veces, hay que quedarse en solitario para hacer algunos planteamientos.
Lo que más me preocupa de este proyecto, es como, finalmente, quedó integrado el Consejo Rector. La mayor parte de los recursos que van a alimentar esta Banca, mal llamada de desarrollo, porque realmente es una banca de fomento, son los recursos que vienen del sector agropecuario, pero se corre el riesgo con la integración del Consejo Rector, en donde no se logró la presencia de representantes de organizaciones de productores agropecuarios, medianos y pequeños, que éstos últimos queden excluidos. Acapararon los puestos los representantes de la gran patronal, de la UCCAEP, que no ha mostrado ni sensibilidad social, ni comprensión de que una política de desarrollo pasa no solamente por crecer económicamente, sino que hay que crecer distribuyendo y mejorando, efectivamente, la distribución de la riqueza que crea el conjunto de la sociedad costarricense.
Y me preocupa que la alianza de UCCAEP y ministros del Gobierno de turno, puedan desnaturalizar un propósito noble como el que yo creo que defienden, con honestidad, diputados y diputadas de todos los grupos parlamentarios de este Parlamento.
Efectivamente, hay que romper con el fundamentalismo neoliberal, porque fíjense que mientras no se rompa con ese rumbo de política económica no habrá, incluso, tratarán de ahogar, hasta cualquier esfuerzo embrionario de banca de fomento que no ponga criterios de rentabilidad económica, pura y dura, por encima de los criterios de rentabilidad solidaria.
La rentabilidad social es la más importante para mantener el rumbo solidario y el verdadero desarrollo económico con justicia social en una sociedad, pero cuando vivimos bajo un pensamiento imperante, dominante, que se ha querido, que lo quieren exclusivisar, que nos lo quieren imponer a veces como una dictadura del pensamiento único, donde primero hay que ver la rentabilidad económica para ver después si se presta o no se presta, con qué riesgos se presta o no se presta, es muy difícil mantener un rumbo solidario.
Si eso se impone, al final no llegarán los créditos que necesitan, efectivamente, las organizaciones de mujeres, las minorías étnicas, los grupos de discapacitados, los agricultores de nuestra patria, los pequeños empresarios. Estamos hablando de agricultura y si hay hoy que condonar deudas, que es un acto de justicia, efectivamente este Diputado contribuirá con su voto.
Señalaba un compañero Diputado, que los grandes ricos de este país cuando se atragantan con certificados de abono tributario o con incentivos turísticos, cuando se atragantan con condonaciones que a ellos sí les hacen de grandes deudas, que han mantenido como las del Banco Anglo, que nunca pagaron, a eso le llaman ellos estímulo a la producción y a la economía; pero cuando se le ha da algo a los pequeños, cuando se perdonan deudas a los pequeños o se le da algo a los que menos tienen, entonces, ponen el grito en el cielo, hablando del paternalismo, hablando de la alcahuetería.
Pues, no señor, yo he votado en este Parlamento, cuando fui Diputado, en el período 98-2002 y ahora, y seguiré votando todas las condonaciones justas que haya a la gente trabajadora, a los pequeños y medianos productores de nuestra patria, porque eso es un sentido de solidaridad y no estamos alcahueteando a nadie, estamos haciendo justicia, no les estamos regalando nada, es un acto de justicia en el marco de un Estado solidario, de una patria en la que debemos caber todos y todas.
Vamos, también, en segundo debate, a votar este proyecto, porque, por lo menos, decía que en este mar bravío, donde quieren que naufraguemos como sociedad solidaria y como Estado Social, por lo menos ahí se lanzará en ese mar bravío un tablón del que a veces será difícil agarrarse, pero que en todo caso podría ser en determinados momentos salvavidas para mucha gente que necesita ayuda para no naufragar y no ahogarse.
Yo celebro, repito, junto a miles de agricultores, incluso hubiera querido que la condonación fuera del ciento por ciento ¾bueno, es el ochenta por ciento, de momento¾ pero celebro con ellos esta victoria, sin dejar de considerar todas las observaciones críticas que diversas organizaciones le han hecho a este proyecto, organizaciones a las que yo respeto muchísimo, como la Federación Nacional Campesina, la Unión Nacional de Productores Agropecuarios Costarricenses, UPA Nacional y un largo etcétera.
Con todo eso, el balance que hicimos desde el Frente Amplio es que había que darle un apoyo crítico a este proyecto, que es un paso tímido hacia delante, pero, al fin y al cabo, un paso y, sobre todo, la condonación de la deuda de ustedes que nos acompañan en las barras, me parecía un acto fundamental para no empujar a la desesperación, a la ruina y más dolor a muchas familias honestas, trabajadoras, campesinas de nuestra patria.
Gracias, señor Presidente.
Etiquetas: Agricultores, Banca para el Desarrollo, Costa Rica, Diputado José Merino, Frente Amplio
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